En el comienzo de la civilización se registró una estrecha relación entre danza y juego, como manifestación de la vitalidad y la expresión humana. La danza ha de considerarse como manifestación del excedente de energía del ser humano o como actividad catártica que libera impulsos.
El hombre sintió la necesidad de comunicarse con sus semejantes. Para ello recurrió a sus propias limitaciones, a su propio cuerpo, para rendir culto a la naturaleza y poder expresar a sus iguales los sentimientos, necesidades o temores que sentía.
De ahí surgieron unos movimientos corporales rítmicos que siguen un patrón y van acompañados por música. La danza ha ocupado un papel importante en la evolución de las civilizaciones, incluso como reflejo y expresión de las costumbres, saberes y preocupaciones de determinadas sociedades.
Presenta la peculiaridad de ser un arte intangible y fugaz que se funden en los cuerpos de quienes la realizan y acaba al concluir el movimiento.
Las primeras danzas humanas eran individuales y se realizaban para el cortejo amoroso, la función de las colectivas era utilitaria y evocadora dentro de un contexto religioso, se basa en la adoración de las fuerzas superiores.
En la antigüedad, desde las altas culturas hasta el mundo
greco- romano, la danza se produjo de dos formas: danza sagrada o hierática,
participando en las ceremonias religiosas, y danza profana destinada a las diversiones públicas y populares. Ya en
las llamadas altas culturas la danza se desarrolla en forma de arte. Aparece el
danzante profesional, creado por la aristocracia y para el espectáculo.
La danza apareció unida al hombre prácticamente desde sus orígenes. Incluso hay
autores que consideran esta actividad natural e instintiva y por tanto anterior
al hombre y que, a su vez, es observable en todos los planos de la vida animal
.
Los denominados pueblos primitivos actuales, algunos
africanos y de Oceanía, mantienen la danza como elemento esencial en sus
manifestaciones tanto religiosas como sociales. También se interpretan como
danza unas pinturas rupestres de la cueva de Cogul en la provincia de
Lérida. Se puede afirmar que la danza y
el habla constituyen las dos actividades básicas diferenciadoras entre el
hombre primitivo y el animal.
La danza surge para expresar las necesidades vitales:
necesidad de alimento, sentido de culto, de tipo social. Poco a poco se van
configurando los diversos tipos de danzas, sin perder nunca el carácter
colectivo. La procesión en torno a un objetivo sagrado o un árbol es una de las
formas coreográficas más antiguas y que de forma evolucionada, bajo aspectos
bien diversos, ha llegado a nosotros.
La Biblia nos narra como la danza era de uso frecuente entre
los hebreos. El propio rey David bailaba delante del Arca. Se sabe que habla de
danzas sagradas y misteriosas que formaban parte del culto. Había otras danzas
de carácter noble que las vírgenes de Israel ejecutaban en las ceremonias
públicas para celebrar acontecimientos importantes como victorias frente al
enemigo, y para ensalzas a los héroes de la patria. Tenían danzas fúnebres, de
festival, etc.
De los griegos se sabe que la danza formaba parte dentro de
los planes de educación, es allí, dentro de la antigüedad, donde alcanza su más
alto esplendor. Formaba parte no solamente de las
ceremonias solemnes, religiosas o civiles, sino también de todas las
festividades, incluso en los famosos juegos públicos. Algunas danzas griegas se
hicieron muy famosas como el ditirambo en honor de Dionisos, en donde un
celebrante y 50 danzantes interpretaban el ciclo de la vida, las de inocencias,
de carácter guerrero…
En Roma la danza adquiere importancia cuando conquistan
Grecia. Traen maestros griegos y la danza se convierte en una necesidad social.
Destacaban las que tenían relación con las bacanales o las fiestas lupercales o
de purificación. Solían acabar en orgías.
Con el cristianismo, la danza pasa a estar controlada por la
Iglesia y será fundamentalmente religiosa. En la Edad Media abandona los
templos para refugiarse en los laicos y aparecen danzas un tanto esperpénticas
y macabras como la danza de la muerte. Unidas a los gremios aparecerán
numerosas danzas, muchas de las cuales han llegado hasta nuestros días con
pequeñas variaciones que se ejecutan el día del santo patrono y dentro de la
ceremonia religiosa. En el Renacimiento, la danza alcanza una suntuosidad nueva
y acrecienta su carácter de espectáculo.
Catalina de Médicis llevo este arte a Francia coreografiado,
dando origen al primer ballet. A lo largo de los siglos XIV, XV y XVI se
empieza a conocer la danza dentro de las diversas cortes; así, lo que en un
principio eran danzas propias de un país, se exportan e importan a los demás.
Se comienza a diferenciar la danza de la corte de la danza popular.
Bibliografía:
-ZAMORA, ángel. Danzas del mundo. Madrid: Editorial CCSS,
1995.
-de las Heras Monastero, B. (2010). Acercamiento a la evolución del baile flamenco dentro del sistema educativo artístico español. Revista de Investigación sobre Flamenco" La Madrugá", (3).